Para recomendar...Fernando Peña y Javier De Nevares "La oscuridad es música"



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. La obra de teatro de un puto lindo...




La oscuridad es música


Texto, actuación y dirección: Fernando Peña con la presentación de Javier de Nevares como el Dr. Krandall.

Brooklyn, New York, 1975.
Una familia, un silencio, un secreto, un grito


Fernando Peña sorprende y busca el pensamiento profundo, sabe de que habla y escribe sobre ello.
Al entrar al teatro crecía la incertidumbre de no saber qué esperar de una artista como Peña.
Conocido, amado, idolatrado, criticado pero jamás ignorado.
Uno de los sentimientos más nefastos del ser. No querer saber, no ver, negarse.
De esto se trata la obra, a mi entender. Callar es la muerte.



"El silencio es veneno" grita el Dr. Krandall.


La hipocresía, el no afrontar la verdad, vivir en la mentira, en la oscuridad donde nada crece.
Las familias, nuestras familias, donde los círculos se cierran y desde donde cada uno de nosotros emergemos. La terrible realidad de no saber de donde venimos y quienes son verdaderamente las personas que llamamos familia. Secretos, mentiras, verdades absolutamente desgarradoras que todo el mundo prefiere evitar antes de caer frente a la realidad.
La anarquía sentimental, donde el egoísmo es reinvidicado, donde decir lo que se siente y se piensa siempre es mejor.

Una familia judía y humilde de Brooklyn, compuesta por la madre ronca y seca por su profunda amargura e infelicidad. El padre, un personaje psicológicamente violento y machista. La hija, una mujer de treinta años marcada por las figuras de sus padres, a los que odia y ama con todo su corazón.

El odio y el amor

Ailin la protagonista, se pregunta por qué odiamos tanto a las personas que más amamos.
Amar al punto de querer clavar agujas en el ojo de nuestro amor. Odiar y amar al punto de pedir que se muera que no vuelva, que no regrese nunca más. Amar y pedir que se queden siempre a nuestro lado. La familia, el amor, la amistad y nosotros. Saber quién sos para saber quienes son los otros, porque no siempre el infierno son los otros, el infierno vive en nosotros, solo hay que saber escuchar y hablar con la luz prendida y sin música, frente al silencio nuestro peor enemigo.


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