convulsión espiritual - El observador

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Sin saberlo se adentra hacia el pasillo correcto, unos pasos más y estaría dentro del vagón.
Las instrucciones fueron claras. En silencio, sin hablar, como si el mismo diablo le hubiese cortado la lengua. Solo muecas y señas. Sin abrir los ojos y en silencio. Mente en blanco.
Es dificíl con tanta gente hablando, voces que se juntan con caras dentro su cabeza.

Al bajarse del vagón debería caminar unas cuadras y subir una escalera hasta encontrar un cuadro. Una vez allí, se da cuenta que necesita subir un ascensor y pagar por la entrada. Extiende el billete por el mostrador y paga, sube al ascensor y con dos dedos le indica al ascensorista el piso deseado. Sin gente que sirva como una molesta interrupción, procede.
Se acerca a la obra que le indicaron memorizar y comienza a devorar detalles.
Se aleja unos metros, se acerca a una distancia de centímetros, estudia la composición, describe las figuras bañadas por esa luz de luna. Tonos de cobre, azul y verde oscuro y esa luna llena, como un disco de luz transformado en un ojo que todo lo ve.
La decepción que sintió con la primera impresión lentamente disminuye. Decide recorrer por un momento algún otro cuadro, solo para volver al mismo y seguir con su tarea.






Inspirado en Moon Palace de Paul Auster 1986.

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