Morrissey en Buenos Aires

Fué la primera vez que tuve que hacer cola para entrar a un recital, pero eso no me importó.
Un campo lleno de gente pasiva esperando ser encantados por la voz dulce y melancólica de un señor inglés sensible, que ama y espera ser amado, que siente decepción por la vida humana, que abraza a París cuando nadie quiere abrazarlo, que pide perdón cuando se manda una y siempre coquetea con sus amores encontrados y perdidos, ése es Morrissey.


Lo vi cantar por primera vez este domingo 4 de marzo en el club Geba.
Espero que Morrissey haya sentido un poquito lo que sentí en su show, la sensación de escalofríos al escucharlo cantar en vivo "First of the gang to die", la emoción de cantar a coro "There is a light that never goes out..."
Como público dejamos un poquito que desear, pero es lógico, siendo domingo y en misa, uno siente cierto respeto y trata de comportarse. La gente cantó, sin saltos, muy educados, pendientes de cada movimiento ofrecido por el artista, pero sin la ayuda de pantallas gigantes mucho no se pudo ver, debe ser que Steven no quiere que lo veamos envejecer o prefiere que cerremos los ojos y escuchemos sin distracciones.



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